Esta columna la escribí por invitación de María Soledad Araneda, para la Revista Chile Construcción, una publicación que tiene el objetivo de brindar información sobre ese sector y sus avances en el país vecino, que se relanzará en pocos días.
Aprovecho la ocasión para agradecer la invitación y desearle el éxito merecido por tan minucioso trabajo.
Aquí comparto mi aporte.
En la memoria de cada uno debe
haber alguna situación, al menos, incomoda, relacionada a una obra de
construcción o refacción en la casa, en la oficina, etc. La demora en la
finalización de los trabajos o la dificultad para encontrar a quien realice la
obra de la manera que se pretende o ayude a resolver el problema, es lo más
habitual.
Por eso, al momento de pensar en
estrategias de marketing para un producto o servicio, vinculado al sector de la
construcción y si es la intención brindarlo con un alto nivel de calidad, lo
ideal es comenzar por abordar todo el
proceso desde la mirada del cliente.
Se debe pensar y analizar cada
una de las situaciones en las que el cliente puede entrar en contacto con el
servicio o el producto que se le brinda: desde la idea de realizar una reforma
en su casa, donde convive con su familia, o rediseñar el espacio de trabajo,
que comparte con sus colegas y clientes, hasta que decide recomendarlo. Todo
debe ser pensado desde ‘SU’ punto de vista.
Agregando un paréntesis, no se
debe dejar de lado el hecho de que en muchas de las obras y proyectos
intervienen varias personas, profesionales y empresas que tienen cada uno su mirada
y sus procesos. Contar con ello en el
análisis ayudará a tomar decisiones que permitan mantener una línea de trabajo
sin que el cliente corra el riesgo de ver modificado su proyecto y sus plazos
en cada intervención.
Otra cuestión de vital
importancia son (y lo serán cada vez mas) los valores que la empresa proyecte a
partir de la prestación de sus servicios. Plasmarlos explícitamente,
constituyen una especie de “garantía pública” que se le ofrece al cliente y que
la empresa se obliga a respetar al pie de la letra o exponerse a sufrir “crisis
de reputación”.
Una empresa que pretenda
desarrollarse en este sector, considerado en muchos países como el “motor de la
economía” deberá tener en cuenta y evaluar profundamente cómo afecta su
actividad al medio ambiente y a la sociedad en la que está incluida.
Dichos ‘efectos colaterales’
deben reducirse y esto no siempre se
logra con el solo hecho de promover campañas de Responsabilidad Social
Empresaria, sino más bien integrando conceptos y prácticas innovadoras que
superen las mismas.
En este punto, no puede excluirse
a la tecnología que viene ganando terreno en el sector con el desarrollo de
conceptos como “Casa Inteligente” y otros modelos orientados al ahorro de
energía o al desarrollo de materiales reciclables y la reducción de residuos.
Así también, la tecnología debe
resultar una aliada a la hora de facilitarle al cliente la concreción de sus
ideas, de sus sueños y poder atenderle de manera eficiente.
A partir de estas definiciones,
se favorece la construcción de una estrategia de marketing que se centre en la
experiencia del cliente, desarrollando una marca propia y una red de empresas y
prestadores de servicios aliados dispuestos a promover valores similares.
La revista en versión digital ya esta disponible en www.chileconstruccion.cl
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